Cuando los gobiernos intentan poner en marcha políticas que respondan a
los problemas económicos, añade, es difícil decir lo que sucederá un poco más
adelante, cuando las políticas y las fuerzas de mercado comienzan a
interaccionar.
“El problema es que, muchas veces, lo mejor es simplemente no
hacer nada”, dice Tshoegl.
“Pero ningún político en una situación como la actual jamás podrá
levantarse y decir: ‘No tenemos la menor idea de qué hacer, por lo tanto, no
haremos absolutamente nada, de momento’”
Tshoegl es un macroeconoista que ha pasado por la experiencia japonesa de los años 90 donde se experimento con muchas cosas para intentar reactivar la economia que no está muy claro si fueron inutiles, insuficientes o directamente malas.
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